Barriga llena, corazón contento

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Te resuelve el problema, te saca de apuros,  lo consigues a buenos precios y se sirve rápido. ‘Acpm, corrientazo, golpe, los aliños, ejecutivo, especial’. Son algunos  de los nombres que recibe el famoso almuerzo del pueblo. Seco, sopa y jugo; imposible no reconocerlo.

El famoso ‘corrientazo’ es sin duda uno de los términos con más significantes  dentro de las culturas del pueblo colombiano. Mauricio Garcés destina $5.500 de lunes a viernes para comprar un ‘corrientazo’ de los que venden en un parqueadero  restaurante en el centro de Cali. Cuando recibe la caja de icopor con arroz, carne, frijol, ensalada, tajada, más limonada (con derecho a repetir) ; la sopa se adiciona por $500 más.

Mauricio es un trabajador como muchos en Cali que gana un salario mínimo, por obvias razones busca la manera de ajustar su presupuesto sin sacrificar su alimentación. Expresa:  “¿Dónde más voy a encontrar una comida en este precio?”.Una realidad que para muchos evoca resignación, jolgorio y hasta felicidad para evitar tristeza. Todo sea por calmar el filo.

Para muchos, ese famoso corrientazo recibe ese nombre por su posible relación con la descarga de energía que llega al cuerpo para menguar las duras jornadas laborales, dando el toque necesario para mejorar el  ánimo y continuar el día de la mejor manera posible.

Ese almuerzo corriente y popular que ha ganado un espacio importante en la vida de los colombianos durante tantos años y ha colmado las necesidades de trabajadores o estudiantes que deben almorzar fuera de casa. Ha dejado de ser un servicio masivo para convertirse en uno posiblemente personalizado debido posiblemente a las nuevas tendencias del mercado de la economía digital.